Ir al contenido principal

NUNCA ACEPTARÉ QUE TE FUISTE



Escribo esta nota desde lo más profundo de mi corazón. La hago como terapia y para que juntos transitemos este dolor que nunca vamos a superar. El tiempo calmará pero no sanará.

Es difícil explicar lo que uno siente cuando un ídolo se va de esta vida pero mucho más si es alguien que teníamos como invencible. Muchas veces creemos que estos héroes poseen condiciones especiales pero no, son simplemente humanos.

Tal vez esta sea una de las principales razones de por qué sufriremos tanto su partida, lo considerábamos como casi un Dios, que nada lo podía afectar. Este es posiblemente el error más grande que cometemos habitualmente con este tipo de referentes, los ponemos en un pedestal como si fueran seres de otros planetas, por eso es que sus decesos nos impactan tanto.

Una de las mayores enseñanzas que nos deja esta maldita experiencia es que debemos ser una familia, tratarnos como si fuéramos conocidos de siempre. Aunque pienses que ese deportista, cantante, actor o lo que sea, es perfecto e inalcanzable, nunca olvides que es solo una persona.

Nunca me va a gustar ese pensamiento de abrir los ojos solo con la desgracia ajena pero es inevitable que esta tragedia cala tan hondo que no es un pecado que muchísima gente se sienta identificada. Si esto te hace dar cuenta que hay que brindar amor en cada instante porque uno nunca sabe hasta cuándo podrá hacerlo, bienvenido sea. Solo te pido que nunca lo olvides y no esperes otro golpazo para atravesar el mismo proceso.

Obviamente que es tarde para reflexionar sobre este caso, nos agarró desprevenidos y eso no va a cambiar, pero al menos espero que sirva para el futuro inmediato y cercano. La vida es eso, aprender día a día, aunque la lección sea mínima.

¿Qué puedo decir de Kobe que ya no haya dicho en las redes sociales durante tantos años? Los que me siguen hace tiempo, sabrán de mi amor incondicional. Nací en 1995 y mi infancia la recorrí con los mejores tiempos de Lakers en aquel Three Peat, era muy fácil hacerse hincha.

El tema es que ese fanatismo continuó, incluso en las peores temporadas donde es casi imposible recordar el quinteto titular. Para remarcar mi adhesión, siempre hago hincapié en que soy uruguayo y todos sabemos lo que eso implica. Los sudamericanos estaremos eternamente ligados a los peores horarios del Oeste de Estados Unidos. Sí, sé lo que estás pensando, yo también me quedaba hasta pasadas las cuatro de la mañana para verlo.

Por supuesto que ahora todo es más sencillo con la tecnología, pero varios de los que están leyendo esto rememorarán esas transmisiones en las que esperábamos pacientemente a que actualizaran el resultado del juego de Lakers y más que nada las estadísticas de Kobe.

Que sensación hermosa cuando la TV anunciaba que iba a pasar un partido de la mamba, hacíamos toda la planificación de ese día centrada en ese evento. Aunque tuviera un rendimiento para el olvido, nos dejaba alguna perlita que nos hacía vibrar.

Increíblemente, mi etapa de seguimiento minuto a minuto fue recién en la recta final, 2012 en adelante, para ser más preciso. Una de las mayores satisfacciones es haber visto esa campaña, aunque el desenlace fue la terrible lesión en el tendón de Aquiles. Me van a quedar en la retina esos duelos en los que se ponía el equipo al hombro y hasta no descansaba por decisión propia.

Inevitablemente, tengo que dedicarle un párrafo al juego definitivo. No sé si lloré en alguna otra oportunidad como con aquellos 60 puntos ante Utah en el Staples. Nunca pude entender cómo el destino había marcado ese contexto de manera tan perfecta. Una anotación histórica y todavía con los tiros para ganar el encuentro.

De todos modos, la intención de esta especie de descargo no es hacer un repaso deportivo, creo que ya habrán visto millones en estas horas. Mi único objetivo con estas palabras es sacarme el nudo en la garganta y compartirlo con ustedes, que estarán con el mismo dilema.

Vaya a saber uno cuántas veces me pregunté qué pasó. Aún estoy en esa transición tediosa de la incredulidad al duelo. Es como que Kobe no se fue y esto es una pesadilla larga de la que me voy a despertar tarde o temprano.

Les juro que mis ojos se llenan de lágrimas al ver declaraciones y especialmente fotos. Lucen tan recientes que uno se plantea si todo lo que sucedió es verdad. Siento que es casi una falta de respeto volver a ver basket, NBA y Lakers. Cada vez que imagino eso, me viene una gran culpa, como si estuviera ofendiendo al tipo que me hizo conocer este mundo maravilloso.

Nunca tuve un diario personal pero esto es lo más cerca. Ahora sí entiendo que sirve expresar lo que uno siente y no guardárselo. La verdad es que dudé en compartir esto, pero mi intuición me dice que alguien se va a sentir representado. Solo con eso, mi consciencia estará tranquila.

El cierre de esta nota va a ser lo más duro, pero ahí va, ojalá que puedas leerlo de alguna forma, querido Kobe: Eternamente gracias por mostrarme la pasión por el basket, por enseñarme valores para la vida como no rendirse nunca, por expresar una y otra vez que lo más importante en este tiempito que estamos en el mundo es para ser feliz, por acompañarme en momentos en los que no quería absolutamente nada pero un simple tiro tuyo me sacaba una sonrisa, por valorar la familia por sobre todas las cosas, por remarcar que ganar y perder es normal pero hay que seguir adelante y mucho más. Lo último que voy a decir es que te quiero, te admiro, te defenderé hasta el final de mis días y siempre fuiste, sos y serás mi único ídolo.

Comentarios

  1. Soy de Venezuela, me hice fan de los Lakers por Kobe, y hasta vi las peores temporadas de los lakers, hasta las 2 o 3 de la madrugada, que tristeza.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estamos todos en la misma. Todavía cuesta creer lo que pasó. Fuerte abrazo.

      Eliminar
  2. Un golpe duro para todos los que crecimos queriendo ser como él. Es muy triste saber que no veremos de que más es capaz. Se retiró y ganó un Óscar, estaba comenzando sus pasos como coach, ¿de qué otras cosas pudimos ser testigos? Siempre un gran deportista y mejor persona aún.

    ¿Y qué decir de Gigi? Era su copia, entendía el juego y tenía al mejor entrenador que uno podría desear. Nos quedamos con las ganas de verla siguiendo el legado de su padre.

    Descansen en paz Kobe, Gigi y las 7 víctimas de este trágico accidente. Siempre en nuestros corazones. #MambaForever

    Saludos desde Ecuador.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sin dudas que una tragedia histórica, no solo por Kobe, sino por la magnitud. No queda otra que seguir adelante. Abrazo.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

SABOR A POCO

Pasó #TheLastDance y me dejó un gusto agridulce. El documental no tiene nada que no hayamos visto o escuchado. Las anécdotas al detalle son lo más interesante. ¿La serie tuvo repercusión por su calidad o solo por Michael Jordan? Esta es mi opinión. Esta reflexión está lejos de querer hacerme el diferente, contra el sistema o algo similar. De hecho, no me desagradó y más en estos tiempos donde la NBA está detenida, pero debo confesar que tampoco me voló la cabeza como a la mayoría. Para comenzar, lo del último baile es una excusa para recorrer prácticamente todos los logros de Jordan. Hay algunos toques con otros jugadores, cuerpo técnico y gerencia pero son los menos. Me animaría a decir que el 80% del documental es dedicado al 23. Es más, el restante 20% en algún momento se conecta con la historia principal. Ya eso me chocó un poco porque arranqué a verlo con la expectativa de conocer a fondo la última temporada a pleno de los Bulls que justo en 1998 permitieron que una producto...

TODO O NADA

Solo el tiempo dirá qué pasa pero acá va mi primer análisis de la sorpresiva llegada de Russell Westbrook a Lakers. Una apuesta arriesgada que puede terminar en la gloria o el fracaso absoluto. Tal vez es muy caótico ver el traspaso como blanco o negro pero el contexto del equipo angelino potencia ese pensamiento. LeBron James es el líder indiscutido pero ya tiene 36 años y está en la liga desde 2003. No quiero angustiarlos pero les puedo confirmar que es humano y tarde o temprano bajará su nivel y se retirará. La ventana de éxito se achica cada vez más, por eso la urgencia. El otro factor de presión es Anthony Davis. Tan solo 28 años pero un historial de mini-lesiones que van desgastando al cuerpo de manera preocupante, es clave mantenerlo motivado y ordenado de cabeza a pies. Las estrellas ya no son leales, hay que mimarlo día y noche para evitar la amenaza de un cambio antes que finalice su flamante contrato. Yendo al aspecto técnico del movimiento, me parece que Rob Pelinka y compa...